Los restaurantes franceses identificarán con una calificación específica ('fait maison') los platos elaborados en esos establecimientos para diferenciarlos de los platos preparados o precocinados que se puedan servir a los clientes



Esta regla de identificación de los platos de elaboración casera será obligatoria en virtud de una enmienda incluida en la Ley del Consumo que se está tramitando en el Senado, destacó este miércoles el Gobierno, que se felicitó de esa modificación legislativa porque va a reforzar la "transparencia" para el consumidor.
"Permitirá a los clientes de los restaurantes identificar fácilmente los platos enteramente cocinados allí a partir de materia prima gracias a un logotipo simple y legible", señalaron en un comunicado conjunto los ministros de Comercio y Turismo, Sylvia Pinel, y de Consumo, Benoît Hamon.
También dará valor a los profesionales de esos establecimientos "comprometidos con un trabajo de calidad" y generará "un círculo virtuoso" para incitar a otros, de forma que ofrecerá relevancia a "la diversidad de nuestra gastronomía, una de las bazas esenciales del atractivo de Francia", añadieron los dos ministros.
La enmienda fue incorporada por los grupos socialista y ecologista en el Senado y viene a hacer imperativa la calificación de los platos de elaboración casera, que al mismo tiempo quedan claramente identificados para que se pueda sancionar con dureza a los que la usen fraudulentamente.
Pinel, durante el debate este miércoles en la cámara alta, además de hablar de "progreso", consideró que esta disposición garantiza una base jurídica a la iniciativa de los restauradores que ya distinguen sus platos para combatir así la práctica cada vez más extendida de servir platos que llegan ya preparados.
Además, añadió que dan a los servicios antifraude "la posibilidad de controlar mejor la información ofrecida a los consumidores".
Al proyecto de ley sobre consumo también se le ha añadido un dispositivo que ampliará las indicaciones geográficas, por ahora limitadas a productos alimentarios (como el vino, el aceite o los quesos) a otros manufacturados, con el fin de "protegerlos de los riesgos de competencia desleal".
"Esta medida, que a través de sus productos pondrá de relieve un territorio, contribuirá al desarrollo económico local y al mantenimiento de numerosos empleos", aseguraron los dos ministros en su comunicado.