La ruta del vino de Mosela comienza directamente detrás de la frontera germano-francesa en la bonita región viticultora de Perl


La ruta de los espárragos, la del Riesling, la ruta del vino del río Mosela, la ruta del queso en Schleswig-Hostein... La oferta culinaria de Alemania es tan variada como sus paisajes. Cada región tiene sus propias especialidades, que invitan a ser descubiertas junto a interesantes recorridos culturales.
Con la llegada del verano y de las vacaciones estivales, Alemania se descubre como un destino gastronómico de primer orden, con una variedad culinaria comparable a la de sus paisajes. Cada región tiene sus propias especialidades: pescado fresco a orillas del Mar del Norte, carne adobaba al estilo del Rin en Colonia y asado de cerdo con chucrut en Baviera.
En su calendario de eventos gastronómicos no faltan las numerosas fiestas del vino, eventos que en cada edición ganan adeptos y que este año se suceden durante el mes de agosto en Rheingau (Wiesbaden), Goslar (Baja Sajonia), Stuttgart y Bremen.
En todas las comarcas vinícolas de Alemania existen recorridos articulados en torno al universo del vino, como la Ruta del Riesling en la región de Rheingau, la Ruta del Vino de Mosela o la llamada Ruta Bocksbeutel en Franconia. Todas incluyen catas de vinos maridadas con platos típicos de la región, ofrecidas por las bodegas más representativas de cada zona.
Ruta del vino.
El río Mosela, con sus 545 kilómetros de longitud, es el afluente más grande del Rin y está marcado por un romántico paisaje fluvial. Aquí se encuentran a cada paso idílicos rincones y regiones vinícolas con pueblos de cuento y bodegas tradicionales, algunas con siglos de historia.
El valle que surge al paso del Mosela presenta muchos meandros y escarpadas pendientes cuajadas de viñedos: ante la falta de suelo cultivable, las cepas crecen encaramándose en bancales sobre las paredes de las colinas, conformando un anfiteatro natural de vides. La máxima expresión de este arte del cultivo se puede contemplar en el viñedo Calmont (en Bremm), que con 380 metros de alto y 55 grados de inclinación es considerado el más empinado de Europa.
Un paisaje en cada meandro.
La ruta del vino de Mosela comienza directamente detrás de la frontera germano-francesa, en la bonita región viticultora de Perl. El Mosela serpentea a lo largo de más de 250 kilómetros pasando por extraordinarios paisajes naturales y culturales que están especialmente marcadas por la viticultura.
En barco o siguiendo su curso por carretera, el Mosela ofrece al visitante un paisaje distinto tras cada meandro del río. A lo largo de la ruta aguardan lugares como Trier, Longuich, Bernkastel-Kues, Traben-Trarbach, Zell, Cochem o Treis-Karden, ciudades que invitan a pasear por sus cascos históricos, interesándose por sus orígenes -aquí vivieron los germanos, celtas y romanos, que dejaron una gran variedad de monumentos conmemorativos y culturales- y, especialmente, degustando su gastronomía potente y sus vinos en las tabernas 'Straußwirtschaften', donde se sirve el caldo joven de la casa.