Pocos vinos han merecido el honor de figurar en la letra del himno nacional de un país como el Tokaj


La tradición vinícola húngara viene de lejos, las primeras cepas de vid fueron plantadas por los romanos en las fértiles tierras de la cuenca de los Cárpatos, en Szerémség, Baranya, Tolna, las montañas de Buda y los alrededores del lago Fertó´. Más tarde, Attila y sus hunos disfrutaron de los deliciosos caldos que aquí se cultivaban y cuando el territorio fue conquistado por los magiares, en 896, Árpád, el jefe de las tribus húngaras, regaló viñedos a sus fieles en la legendaria región de Tokaj-Hegyalja.
Oficialmente hay hasta 22 regiones vinícolas en Hungría, a lo largo y ancho del país con excepción de la zona más oriental, al este del río Tisza, pero pueden agruparse en cuatro grandes zonas:
Transdanubio meridional con los vinos de Mecsekalja, Szekszárd y Villány-Siklós como estrellas;
Alföld en la Gran LLanura, que representa la mitad de la producción nacional y cuyos vinos más célebres son Hajós-Baja, Kiskunság y Csongrád;
Transdanubio septentrional, al norte del lago Balaton que goza de unas condiciones climáticas excelentes --Balatonfüred-Csopak, Badacsony, Balatonmellék, Sopron, Somló, Mór, Aszár-Neszmély, Etyek-Buda y Pannonhalma-Sokoróalja
La Hungría septentrional, donde se producen los vinos mejores y más famosos del país, gracias a los suelos volcánicos: el Tokaj, con sus muchas variedades y el Egri Bikavér, de Eger, el célebre "sangre de toro" que debe su nombre a su intenso color rojo oscuro, fuerza y aroma.
En Hungría se elaboran además excelentes cervezas, como las populares Sopromi Ászok y Kaiser. Una recomendación: No se debe brindar con cerveza, ya que ésta fue la forma de celebrar la victoria de los austriacos sobre los húngaros en 1848.
Son muy populares los aguardientes como el barackpálinka a base de albaricoque de Kecskemét, que se sirve como aperitivo o digestivo. Lo mismo ocurre con el egrivíz, a base de pino.
Vino Tokaj
Pocos vinos han merecido el honor de figurar en la letra del himno nacional de un país. Cuando el poeta Ferenc Kölcsey glosó en el himno de Hungría los valiosos dones con que Dios bendijo a la tierra de los magiares, no se olvidó del Tokaj: " El néctar, gotas de oro puro que fluyen de los lagares de Tokaj..."
Esta bebida mundialmente famosa, de color blanco y fuertemente afrutada y azucarada, debe su nombre a la pequeña ciudad de Tokaj en la Hungría septentrional, cubierta de viñedos y dedicada desde tiempo inmemorial a la elaboración de vinos con absoluta pasión y devoción. Hubo un tiempo en que se creía que la magnífica calidad del vino de esta región se debía a que en las profundidades del terreno volcánico en el que se cultivan las vides había oro. Hoy sabemos que la incomparable calidad del vino de Tokaj se debe a una compleja combinación de diversos factores, como el suelo, el clima, el tipo de uva, el proceso de elaboración y las condiciones de almacenaje. La crónica frívola del Tokaj cuenta que cuando el rey francés Luis XV sirvió una copa de este vino a su amante Madame de Pompadour dijo: "Cést le roi des vins et le vin des rois", aunque la ingeniosa frase no era suya, ya que desde el reinado de su padre Luis XIV, aparecía en el menú de palacio junto al nombre del caldo húngaro. La versión latina de la frase --Vinum regum, rex vinorum-- aún puede leerse hoy en día en las etiquetas de los vinos Tokaj de calidad excepcional.