¿Cuántos piensan 'en blanco' cuando oyen pronunciar nuestra región de tintos más famosa?


 En 2010 se elaboraron en Rioja 14 millones y medio de litros de vino blanco frente a más de 227 millones de tinto. Y la relación en hectáreas de viña es de 3.851 frente a 58.109, según datos de la última memoria del Consejo Regulador. Más significativa aún es la evolución del viñedo si pensamos que en 1985 había 9.000 hectáreas de uva blanca frente a unas 30.000 de tinta.
Está claro cuál ha sido la prioridad de la zona en los últimos años. Pese a todo, las bodegas riojanas han buscado tradicionalmente contar con algún blanco en su gama. Las que necesitaban producir en cierta cantidad optaron por hacerlo en otras zonas: Rueda (Riscal está presente desde los años en setenta), y, sobre todo, Rías Baixas (La Rioja Alta con Lagar de Fornelos, Murrieta con Pazo Barrantes, Marqués de Vargas con Pazo San Mauro, Lan con Santiago Ruiz o Ramón Bilbao con Mar de Frades).
Hace unos cuatro años, además, el Consejo Regulador incorporó nuevas uvas a su reglamento para “mejorar la competitividad de sus vinos blancos”. Fue la primer incorporación varietal desde 1925 que abría las puertas a los riojas con chardonnay, sauvignon blanc y verdejo, con la única condición de no ser mayoritarias en el ensamblaje. Sucedía justo cuando algunos elaboradores empezaban a darle una vuelta más que interesante a la viura (que con sus más de 3.800 hectáreas es la reina del viñedo blanco riojano), en compañía o no de la local malvasía (la segunda en extensión), o con ayuda de otras foráneas experimentales no incluidas, por cierto, en la nueva lista.
Cuando hablamos hace unas semanas de que sí hay grandes blancos en España, Rioja era una zona que no pasaba desapercibida en nuestra seflección. A las etiquetas que ya mencionamos en su día, podemos sumar ahora algunas más. Todas ellas elaboradas por la vía de la fermentación en barrica, que le va tan bien a la viura y que da un perfil de vinos blancos ideales para acompañar la comida: desde arroces y pescados hasta carnes blancas, platos de cocina oriental no demasiado especiados y quesos.
En su mayoría, eso sí, son etiquetas de producciones reducidas y a menudo a precios bastante asequibles teniendo en cuenta que la mayoría proceden de viñedos viejos e incluyen el roble en su elaboración. Una de las más disponibles (25.000 botellas) y gran relación calidad-precio por debajo de 9 euros es Valserrano, de una bodega de Villabuena de Álava, en Rioja Alavesa (Viñedos y Bodegas de La Marquesa) que trabaja muy bien toda su gama de vinos: hay un buen equilibrio fruta-madera y acidez-untuosidad.
En la misma gama de precio y también de Rioja Alavesa, pero esta vez de Laguardia y sólo con 6.000 botellas, Caudalia 2009 (Bodegas Vallobera) es muy delicado, con notas frutales y de hierbas finas, y madera muy sutil.
En un escalón superior de precio y hasta los 15 euros aproximadamente, os recomendamos Sierra Cantabria Organza 2009, de la famosa familia Eguren que elabora los tops tintos San Vicente, Amancio o La Nieta. Éste es, probablemente, su vino más íntimo que, tras varios años de botella, la familia suele servir a sus invitados. De hecho, es un blanco que gana con el tiempo. Tiene la originalidad de contar con altos porcentajes de malvasía y garnacha blanca complementando a la viura, pasa 8 meses en barrica y sólo reproducen 8.000 botellas. La gama de anisados y frutales de la juventud suele evolucionar en clave opulenta y de fruta escarchada.
La familia Cañas elabora en sus nuevas Bodegas Amaren, un blanco de viura para el que reserva sus viñedos más viejos, por encima de 50 años, de las zonas más altas y los suelos más pobres. El Ángeles de Amaren Fermentado en Barrica 2009 tiene un acompañamiento del 20% de malvasía y ofrece un notable relieve de fruta acompañado de finas notas del roble. En boca es consistente, sabroso y con viva acidez.
También con viura muy vieja de 65 años y rendimientos especialmente bajos de menos de un kilo por planta, Bodegas La Emperatriz lanzó hace unos tres años su Viura Cepas Viejas, del que sólo elabora unas 4.000 botellas. Es un vino graso y con volumen en boca y un largo final tostado.
Hasta Benjamín Romeo, el autor del mítico Contador y de un blanco tan personal como difícil de encontrar y nombre estrambótico (Qué Bonito Cacareaba) tiene ahora un segundo blanco en su línea más asequible de Predicador; con el estilo de opulencia y untuosidad que le caracteriza y precio en el entorno de los 20 euros.
Por cierto, que la nueva lista de variedades que aprobó Rioja incluía también otras uvas autóctonas y minoritarias, fruto de un importante trabajo de recuperación. Entre ellas, una mutación blanca de la tempranillo con la que Bodegas Inspiración ha elaborado el primer vino comercial de la historia. Es una uva más aromática que la viura, con algunas notas de fruta exótica y una buena combinación de acidez y untuosidad. La rareza cuesta unos 18 euros y ha llegado al mercado antes que los vinos que tienen participación de las nuevas variedades internacionales autorizadas y que entendemos que se corresponden con las 128 hectáreas que bajo el epígrafe de “nuevas blancas” aparecen registradas en la memoria 2010 del Consejo Regulador de Rioja.
Amaya Cervera.