Cortijo Bravo Ctra. Vélez Málaga- Benamocarra km 1.5 Vélez Málaga.

Pervive y sin acritud una Andalucía señorial heredera de un cierto savoire faire británico –disculpen el cóctel- que también conocimos en las termas de la vecina Carratraca antes de que se convirtiesen en icono de los mármoles brillantes. En las viejas y preciosas Termas lucía una bañera enigmática al fondo del corredor de baños, con la inscripción “Reservada a Doña Eugenia de Montijo, a perpetuidad”, por orden de Napoleón III, claro está. Cortijo Bravo expele, rodeado de campos hasta el horizonte marino, ese ambiente de la Andalucía noble que hermana a Vélez Málaga con la Casa de Pilatos, y hasta con la ermita de El Rocío, crisol de noblezas y plebes, ayer y hoy. El hotel es contundentemente blanco, una vela en un mar de verdes. Rodeado de aguacates, limoneros y plantas aromáticas, este cortijo-mansión está decorado con la sencillez exquisita de quien sabe combinar las maderas ancianas, las alfombras y el blanco impoluto del algodón egipcio en sus camas con el barro cocido y hasta con los aceros de los baños de diseño. Cortijo Bravo se diría, en la soledad de su promontorio, un elemento del paisaje.