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Ofrecer una guía calificada para adentrarse en el apasionante mundo del vino; acercar a tierras urbanas las particularidades de los distintos terruños en los que crecen las vides; dar un marco distinto a encuentros corporativos, de amigos o familiares. Para albergar esas propuestas, prestigiosas bodegas cuentan con casas o restaurantes en la ciudad de Buenos Aires, en los que la enología y la gastronomía se dan la mano en placenteras experiencias. La primera en abrir sus puertas fue Casa Nieto Senetiner (Quintana 192), que en 2002 se convirtió en la primera escuela de enófilos de la Argentina fundada por una bodega, al mismo tiempo que ofrecía cursos sobre vino para profesionales de la industria gastronómica. Con el tiempo, su propuesta ha ido evolucionando, para convertir a la Casa en un espacio multidisciplinario en el que también se realizan actividades gastronómicas pensadas para quienes están interesados en explorar el mundo del vino. "Somos pioneros en contar con un espacio en Buenos Aires que nos permita reunir a nuestros consumidores y clientes, tanto para compartir un momento junto a nuestros vinos como para capacitar", afirma Federico Ruiz, brand ambassador de Bodegas Nieto Senetiner. En la actualidad, "las experiencias son variadas. Desde cursos de aprendizaje básico, cursos más complejos para consumidores ya iniciados en el mundo del vino, y también eventos sociales o empresarios, donde nuestra Casa les da un toque distintivo de calidez". Este año, la Casa lanzó un ciclo de encuentros a cargo de chefs reconocidos internacionalmente denominado "Experiencia Cadus" (marca ícono de la bodega), en la que los comensales son testigos de la elaboración de los platos. El primer encuentro contó con la presencia de Fernando Trocca; el próximo será el 24 de mayo, y estará a cargo de Francis Mallmann. "La idea es compartir grandes momentos, con mucho estilo y grandes vinos", resume Federico. Con tres años de presencia en Palermo Hollywood (Honduras 5673), el restaurante Experiencia del Fin del Mundo se ha consolidado con un concepto que hace honor a su nombre. "Nuestra propuesta gastronómica tiene una connotación patagónica, por eso buscamos que la carta tenga aquellos productos que se dan muy bien en la Patagonia y acercarlos a la comida diaria de Buenos Aires", cuenta Pablo Buzzo, chef ejecutivo de Experiencia. Así, la carta de Experiencia tiene platos ya clásicos, como el arrollado de cordero patagónico o la ensalada de langostinos de Puerto Madryn, y en su inminente reformulación albergará, entre otros, al choique neuquino. "De todos modos, la idea es que la gente se siente y encuentre en la carta algo que quiera comer -agrega Pablo-. Es por eso que en la carta están la trucha y el cordero, pero también una buena milanesa." El vínculo con el vino es obvio -Experiencia pertenece a Bodega del Fin del Mundo-, pero si bien la barra ofrece tragos con vinos y durante la tarde suelen realizarse degustaciones, el maridaje es bienvenido, pero no obligado. "No vamos con un sommelier persiguiendo a los comensales", dice Pablo. Por estos días, la Experiencia se está multiplicando. El restaurante ha abierto un wine bar en Palacio Alcorta; mientras que en el aeropuerto de Ezeiza comenzó a funcionar el Patagonia Wine Experience. Espacio Norton-Wine Club, una casona de época con un diseño moderno con la que la bodega mendocina ha hecho pie en pleno corazón porteño ofrece distintas actividades, entre las que se cuentan las degustaciones. "El concepto es trasladar el terruño de Mendoza, que es donde se encuentra la bodega, a la ciudad de Buenos Aires", comenta Ivana Mesa, a cargo de Espacio, cuya nueva sede se encuentra en Palermo Soho (Costa Rica 5141). "Inicialmente en Recoleta, fue creado como un espacio para las empresas, para hacer degustaciones y ofrecer una atención especializada a sus clientes -cuenta Ivana-. Ahora nos trasladamos a Palermo en busca de un lugar más distendido, más joven, y en el cual, además de eventos corporativos, poder realizar otro tipo de eventos sociales." Espacio Norton ofrece cenas en las que la gastronomía mendocina es acompañada por las marcas de alta gama de la bodega, al igual que catas a ciegas. En síntesis, "una puerta de entrada para conocer el fascinante mundo del vino".