Algunas sugerencias sobre la buena cultura del jamón



Las lascas de jamón cortado han de ser finas y pequeñas, lo justo para meterlas de un bocado en la boca. Así podremos masticar con facilidad, haciendo que se deshaga en la boca y conseguiremos paladear los aromas y sabores contenidos en el jamón.   Las lascas han contener siempre un poco de grasa: los aromas de los ácidos grasos están en ella y estos son los que fijan la calidad del jamón. Comer un jamón sin grasa es degustar un jamón al 50%.   Al terminar una sesión de corte, hay que proteger la zona con algunos de los trozos del mismo tocino del jamón, así mantenemos el corte lo más fresco posible, sin que se reseque.  Además, resulta del todo necesario conocer si te encuentras ante un auténtico jamón ibérico, solo así podrás disfrutar de su sabor y beneficiarte de todas sus propiedades.   Debido a su proceso de curación, totalmente artesanal y natural, el jamón ibérico de bellota es un alimento puro y aséptico cuya carne no sufre ningún tipo de manipulación. La calidad de la grasa del jamón ibérico de bellota es excelente, predominando en su composición el ácido oleico característico del tan preciado y saludable aceite de oliva.  Por tanto, el consumo moderado de jamón ibérico ayuda a mantener un adecuado nivel de colesterol y previene enfermedades cardiovasculares. Ofrece un generoso aporte de vitaminas del grupo B, es rico en hierro, magnesio, zinc y calcio, pero sobre todo en fósforo.  Además, es un alimento recomendado para dietas hipocalóricas ya que 50 gramos de jamón ibérico de bellota, tan solo aportan unas 150 calorías. Así, cuidar tu salud y disfrutar del jamón ibérico de bellota enverano será un auténtico placer. Sin embargo, existen falsos tópicos que aseguran que el verano es el peor momento para comprar jamón. Los expertos jamoneros de Arturo Sánchez nos cuentan que en verano también se puede adquirir jamón,incluso con mejor sabor y textura.  Toma nota de unos sencillos consejos para degustar este verano, una delicia como el jamón ibérico y no desaprovechar ni una sola de sus magníficas propiedades:   El jamón antes de empezar a consumir se debe guardar en un lugar fresco y oscuro, pero no en el frigorífico.   Cuando se vaya a consumir y durante todo el tiempo debe permanecer a una temperatura de 22/25 ºC. De esta forma podremos apreciar todas sus características de olor y sabor en plenitud.   Se recomienda comenzar por la parte más estrecha, que es la que antes se endurece y así evitamos que pierda jugosidad.   Con un cuchillo distinto al de corte se ha de eliminar la capa exteriordel jamón, tanto de grasa (hasta que desaparezca la de color amarillo) como de magro (hasta que este sea ya de color carne rojo). Las lascas de jamón cortado han de ser finas y pequeñas, lo justo para meterlas de un bocado en la boca. Así podremos masticar con facilidad, haciendo que se deshaga en la boca y conseguiremos paladear los aromas y sabores contenidos en el jamón.   Las lascas han contener siempre un poco de grasa: los aromas de los ácidos grasos están en ella y estos son los que fijan la calidad del jamón. Comer un jamón sin grasa es degustar un jamón al 50%.   Al terminar una sesión de corte, hay que proteger la zona con algunos de los trozos del mismo tocino del jamón, así mantenemos el corte lo más fresco posible, sin que se reseque.  Además, resulta del todo necesario conocer si te encuentras ante un auténtico jamón ibérico, solo así podrás disfrutar de su sabor y beneficiarte de todas sus propiedades.