Si la serie de “Sexo en Nueva York” se hubiese alargado un poco más, no sorprendería nada el día en que Carrie y sus amigas aparecieran en pantalla tomando unos refrescantes kalimotxos en el garito más cool de Manhattan. Y es que este singular combinado de origen vasco ha llegado hasta las rotativas del mismísimo New York Times cargado de halagos. Si bien es cierto que el kalimotxo es el último combinado del planeta que alguien desde los Pirineos hasta Gibraltar etiquetaría de chic, la cuestión es que causa furor entre los extranjeros. ¿Por qué? Sencillamente, porque tiene ese puntillo “exótico”. Normal. Pero la verdad del kalimotxo es esta: a la par que la cerveza, es la manera más económica y refrescante de emborracharte un sábado por la noche o un caluroso 7 de julio en las calles de Pamplona. Por apenas tres euros tienes un gran vaso de kalimotxo para refrescar tu gaznate y vencer la timidez. Es por eso que se trata de la bebida estrella entre los neófitos de andanzas etílicas. Pero el kalimotxo nunca llegará a ser chic por una sencilla razón: la clave de su mezcla está en emplear el vino más barato del mercado. Garrafón del escandaloso. No trates de mejorar la mezcla con un gran reserva para darle un toque más distinguido, es un error común. Hay que tener claro que el kalimotxo nunca llegará a competir con una Margarita, un Bloody Mary o un Cosmopolitan. Sin embargo, ¿puede el kalimotxo llegar a triunfar más allá de nuestras fronteras y convertirse en tendencia? Todo apunta a que sí. Según Marti Kilpatrik, periodista norteamericana autora del blog gastronómico Blank Palate y foodie alabameña residente en Donostia desde hace tres años, “el kalimotxo es una buena opción para los fiesteros que quieren un toque exótico dentro de lo que es el buen beber y a buen precio. Es más sorprendente que la cerveza y más cosmopolita que el jungle juice (mezcla de vodka, frutas y KoolAid). ¡Es la opción perfecta!”. Más motivos: En Estados Unidos llevan más de un siglo bebiendo Coca Cola, y eso cansa. Mezclarlo con ron, por ejemplo, puede ser peligroso; por eso, ¿qué mejor que darle un toque mediterráneo y darle un poco más de chispa a tu vida? “Si estuviera en Estados Unidos, serviría el kalimotxo en vasos altos y elegantes, con guarnición de guinda, en una fiesta en casa con tapas para picar con mis amigos foodies”, cuenta Marti (si en España alguien te invita a su casa a una tranquila reunión nocturna de amigos y te saca kalimotxo, seguramente le pedirás explicaciones). No obstante, aunque pueda parecer un emotivo reencuentro, existe un gran peligro en la popularización del kalimotxo en tierras de la Coca Cola: puede acabar enlatado y exportado a medio mundo perdiéndose así la gracia y el arte del buen vino de garrafón recién mezclado con Coca Cola.