Italia es el país de la pasta, pero ahora parece que los italianos la están abandonando. Es un dato sorprendente, teniendo en cuenta que la pasta ha tenido un papel de gran protagonista en la dieta italiana desde los tiempos de los romanos. Hoy sigue habiendo al menos 500 formatos y platos de pasta, una variedad casi infinita. Pero mucho han cambiado los tiempos desde que la actriz Sofía Loren, al bajar del avión en Los Ángeles para su debut internacional, lanzó a sus admiradores esta frase para remarcar a qué era debida su deslumbrante belleza: «Todo lo que veis, lo debo a los spaghetti». Eran tiempos en que la pasta era sinónimo de un ejemplar estilo de vida y de alimentación. Hoy todo es diverso. Irene Ghirardi, de 56 años, con tienda en el centro histórico de Roma, nos reconoce que vende ahora menos pasta y que también consume menos en su casa: «Hace años cuando vivía con mis padres comíamos pasta dos veces al día, ahora en mi casa lo hacemos no más de una al día; influye en ello en que lo hábitos alimentarios cambian, se comen de forma más variadas, y además las mujeres tendemos a comer menos pasta pensando en la dieta». Algunas modas se imponen durante un tiempo. Por ejemplo, hoy hace escuela la dieta Dukan, baja en carbohidratos y alta en proteínas. La pasta se elimina o se reduce en las dietas. Las estadísticas no engañan: En los últimos 15 años, el consumo anual ha descendido desde los 43 a 30 kilos por familia. Las ventas de Barilla, el mayor fabricante mundial de pasta, cayeron un 3 % el pasado año. La razón por la que en el resto del mundo el consumo de pasta crece mientras desciende en Italia hay que buscarla en las nuevas costumbres sociales, y no solo en las alimentarias: Hoy la vida es más frenética, disminuyen las ocasiones para comer con calma un plato de pasta en casa, se siguen modelos estéticos considerados a menudo de forma errónea incompatibles con el consumo de pasta, la oferta alimentaria en el supermercado se concentra en la rapidez y con ello al italiano medio no le apetece meterse a cocinar. Esta tesis está refrendada por una encuesta realizada por Nielsen para Barilla: El 51 % de los italianos piensa que la pasta hace engordar; el 24 % cree que preparar el condimento para la pasta es demasiado complicado; el 18 % se lamenta incluso que el tiempo de cocinar un plato de pasta es demasiado grande. Frente a quienes se alejan de la pasta, el investigador Gianvincenzo Barba afirma que es indispensable para mantener la variedad y calidad en las dietas, gracias también a la diversidad de condimentos que permite experimentar (verduras, legumbres, carne, pescado). Aunque es cierto que el consumo medio por habitante se ha reducido en Italia, la crisis económica motiva que muchas familias se alimenten casi únicamente con pasta. Y en cualquier restaurante italiano, la base fundamental de la carta sigue siendo la pasta. Memo, propietario de un conocido restaurante romano próximo a Plaza Navona, nos asegura: «La gran mayoría de los italianos y extranjeros que acuden a mi restaurante me piden pasta. Un buen plato de pasta abre el cielo».