El clásico "oído cocina" de los restaurantes recorre cada día más de 10.000 kilómetros en el establecimiento que dirige Alejandro Sánchez en Roquetas de Mar. El chef no está presente en la localidad almeriense para recibir a los clientes



Tampoco dirige a su equipo de cuerpo presente, ni examina in situ la presentación de los platos que salen de la cocina del Alejandro, que ha tomado su nombre.
Sánchez vive en Hong Kong, donde desembarcó hace más de un año para abrir varios establecimientos, que hoy mantiene con éxito, pero esa circunstancia no le ha impedido seguir controlando a distancia el restaurante local para recuperar el prestigio perdido tras las críticas por su partida a China.
Las nuevas tecnologías se han convertido en sus aliadas, desde Whatsapp a Facebook, pero sobre todo las videoconferencias vía Skype, una herramienta que el cocinero utiliza cada día, a pesar de la diferencia horaria, de siete horas, para controlar la gestión del restaurante. También para orientar a su equipo, llegando a supervisar a través de la cámara la preparación de los platos.
Ahora, después de más de un año de gestión a distancia, el restaurante acaba de recuperar uno de los objetos de deseo de los cocineros: la estrella Michelin que había perdido en noviembre de 2012.
Las videoconferencias son una herramienta habitual de trabajo en muchos sectores profesionales, pero un modelo de gestión de un restaurante basado en Skype no es la norma. Por eso la innovación del chef no se limita a cocina: también a la dirección del establecimiento: "Desde aquí intento echarles una mano con las recetas, por ejemplo sobre cuáles se puede adecuar más a los productos de la temporada", explica el cocinero.
Cada mañana, cuando amanece en Roquetas de Mar y en Hong Honk empieza la tarde, Alejandro se enciende  el portátil sobre la meseta de la cocina. Al otro lado, su gente de confianza en el local, su jefe de cocina, Antonio Carlos Nicolás, y sus padres, Encarna Ruiz y Juan Sánchez, que tras la partida del hijo están a cargo de la gestión del restaurante.
La recuperación de la estrella Michelin perdida es una alegría doble para la familia. Es un premio al trabajo, pero cuando el chef se marchó a China surgieron rumores que dañaron su reputación y contribuyeron a la pérdida de la estrella, según la familia.
"Nos llevamos una grata sorpresa. Él tenía la esperanza de recuperar la estrella, pero quizás no tan pronto. Cuando se marchó a China se especuló, incluso con artículos en prensa, que el restaurante iba a cerrarse. Eso nos hizo mucho daño. Alejandro nos decía que cuando viesen que seguía estando ahí, asesorando al personal a través de Skype, podríamos recuperarla", apunta la madre.