Para celebrar la festividad del Pésaj, las familias se reúnen en una cena que incluye el matzá o pan ácimo y otros platos tradicionales de la comunidad judía




De todas las religiones vigentes, esta es la más antigua y, tal vez por ello, cuenta con normas estrictas que regulan la elaboración de productos alimenticios. Ellas procuran darles a sus fieles garantías de calidad y sanidad. La supervisión de un rabino asegura que estas reglas se cumplan. Los alimentos producidos de esta manera se denominan kosher, cuya traducción es “correcto, apto o puro”.
Dentro de este capítulo, desde siempre hubo vinos kosher, elaborados bajo el control de un religioso especializado, responsable de controlar los distintos pasos de la producción. Desde el estrujado de las uvas, hasta el envasado final, esta vigilancia garantiza la no utilización de productos prohibidos y asegura que la calidad, estará dentro de las normas religiosas que rigen el consumo de los judíos. Por ejemplo, no se acepta el clarificado mediante el uso de gelatina de origen animal y, en su lugar, se utiliza el filtrado mecánico. El uso del caseinato de sodio para acidificar tampoco es kosher y, en cambio, se emplea una selección de uvas menos maduras para lograrlo. Tampoco se permite el uso de levaduras seleccionadas y la fermentación debe conducirse, a través de las que traen las uvas desde el viñedo, sin que exista ningún tipo de agregado.
Tradicional en su sabor dulzón, el vino kosher se modernizó y hoy ya no es el mismo. En distintas regiones del mundo, se elabora adecuado al gusto internacional de los consumidores. En Israel, las bodegas han aumentado mucho sus exportaciones, con el apoyo del gobierno, que ha financiado campañas internacionales de publicidad y marketing. La meta original de US$ 30 millones exportados, ya se ha sobrepasado hace un par de años.
El vino israelí mejor calificado en la revista The Wine Advocate, ha sido el tinto Yatir Forest 2003, producido por la bodega Carmel. Fundada por el barón Edmond James de Rothschild, filántropo judío de principios del siglo XX, es la mayor bodega de Israel, con 40% de la producción nacional total.
Junto con muchas de las demás bodegas (unas 200) del país, Carmel aplica hoy métodos traídos de Francia, Australia y California en los viñedos israelíes.
En el mismo sentido, un bodeguero de aquel país declaraba a una agencia internacional: “Queremos que nuestros vinos se coloquen junto a los de Chile, Argentina y Australia en las estanterías de las tiendas de licores estadounidenses y no en la parte de atrás, cerca de los servicios”. La empresa Golan Heights Winery posee una filial en Nueva York, que se ocupa de la importación y dentro de Israel posee su propio sistema de distribución.
La semana que viene, Santa para los católicos, también será de conmemoración del Pésaj para la comunidad judía, que lo celebrará cenando el jueves 17, con alguno de los nuevos vinos kosher.