Va a ser inevitable. Será entrar a Yakitoro, el nuevo local de Alberto Chicote en Madrid, y empezar a mirar de arriba a abajo, a criticar la decoración, a escrutar la carta, a preguntar al camarero...




...si las croquetas son caseras y, por supuesto, a salir del restaurante como una bala y hecho una furia a decirle a una cámara imaginaria que esto es un desastre, que es el caso más difícil que me he encontrado nunca. Y es que, con uno solo que haya en el grupo que sepa imitar ligeramente al Chicote de Pesadilla en la Cocina, las risas en Yakitoro están aseguradas


Alberto Chicote, ahora masivamente conocido gracias a sus apariciones televisivas en los exitosos Pesadilla en la Cocina y Top Chef, regresa a los fogones en Madrid, quizá para aprovechar la ola de popularidad que le ha dado la pequeña pantalla y también, seguramente, ante la juiciosa previsión de que la fama no dura toda la vida, y que tan pronto estás arriba como estás abajo. Así que el chef madrileño del obrero barrio de Carabanchel Alto, como le gusta recordar, ha decidido volver a lo que siempre a hecho, a cocinar, a dirigir un restaurante. Y lo hará, además, con la materia prima que mejor conoce: la cocina de fusión hispano-asiática.
Chicote, por recapitular para quien no supiera de su existencia antes de este boom mediático, fue uno de los pioneros en la introducción de la cocina asiática en España. Y él, tan castizo, lo que aportó fue su fusión con la cocina tradicional española. No fue el único, y sería injusto no citar en ese proceso a dos maestros que ofician también en la capital de España: Abraham García, el singular cocinero de Viridiana; y Ricardo Sanz, alma de Kabuki y todas sus marcas derivadas, el primer chef que ha conseguido en España una estrella Michelin para un restaurante japonés. Chicote, después de pasar por restaurantes con solera como Zalacain o Sibaris, abrió Nodo en 1998 junto al empresario Benjamín Calles, un restaurante más propio de Nueva York o Londres que fue un adelantado a su tiempo en ese Madrid de final de siglo. Más tarde, en pleno barrio de Salamanca, abrió Pandelujo, que abandonó en 2012 para iniciar su experiencia televisiva. Ambos fueron templos de la cocina fusión y, sobre todo el segundo, un lugar de moda donde acudía el 'todo Madrid' a ver y dejarse ver.
Superadas ambas etapas, Chicote acaba de abrir Yakitoro, en la calle de la Reina 41, esquina Marqués de Valdeiglesias, entre Gran Vía y Chueca, en el corazón de la capital. El concepto es la españolización del japonés yakitori, que viene a ser, dicho de forma simple, cualquier preparación ensartada en una brocheta. De ahí Yakitoro. La carta, de hecho, se compone de un variado listado de brochetas a precios muy contenidos, desde 2,50 euros, que se van combinando para ejecutar una comida informal y divertida. En la carta se separan por la procedencia de sus ingredientes, de manera que hay yakitoris 'de la tierra', 'del agua', 'de la granja', 'de la finca' y 'de la huerta'. Se añade una sección de platillos 'para acompañar' (patatas fritas, puré, arroz blanco) y un 'final dulce'.
Como platos estrella dentro del menú, Chicote presenta una cebolletas frescas asadas con salsa de romescu (un guiño a los calçots catalanes); albóndigas de cerdo lacadas con piel de romero; una sorprendente brocheta de cocido madrileño o de chipirones en su salsa de cebollas dulces. Todo ello con una cuidada selección de cervezas, algo poco habitual, y unos curiosos depósitos llenos de hielo en las mesas para mantener fresquita tanto la birra como el cava o el vino blanco.
Y si a uno no le convence del todo, siempre puede recurrir a una de las (muchas) frases míticas de Chicote en su tour por los restaurantes desastrosos de España. Por ejemplo, ésta:
-"¡Esto no lo habéis cocinado al vapor, lo habéis cocinado al uranio!".
O esta otra:
-"¡A tí Sanidad no te cierra el restaurante, te lo quema!".
Lo dicho. Risas aseguradas.