El restaurante Aitxe (Pais Vasco) simplemente propone a los clientes un precio,sin embargo, son quienes comen los que eligen cuánto dinero dejan a los dueños por su trabajo



Puede parecer una locura, pero aunque suene como una gran idea, una tendencia en el mundo de la gastronomía gana promotores y seguidores.
Hay locales en los que puedes comer sin que haya un precio que pagar. No, el menú no tiene precios, así que la cantidad en la cuenta depende de ti, de lo que decidas aportar al establecimiento por su servicio.
Panera Bread, en San Luis, Estados Unidos, es uno de los ejemplos. Motivados por la crisis económica los dueños de la franquicia en la ciudad decidieron apostar por la idea ¿El resultado? En el lugar no hay cajas ni tickets. Simplemente hay valores que los responsables del lugar aconsejan a los comensales, desde 1 centavo de dólar hasta 1 millón de dólares, de acuerdo con lo que cada cliente pueda aportar.
¿La comida? No es un engaño, ni son porciones diminutas. La franquicia tiene alrededor de 1.400 tiendas más en Estados Unidos, y en todas el menú incluye ensaladas, sándwiches y sopas. Pero el de San Luis no sobrevive como restaurante gracias al resto; el modelo de negocios resultó tan exitoso que los dueños de la cadena copiaron la idea en otras localidades. Como Dearborn y Portland, en Michigan y Oregón.
Y la idea no es solo de una cadena, ni mucho menos exclusiva de Estados Unidos. En Viena, Austria, Wiener Deewan ofrece comida paquistaní en un espacio en el que el cliente decide cuánto desea pagar. En Londres, Inglaterra, Little Boy, otro restaurante, eliminó los precios de su lista de opciones para los comensales.
El País Vasco es otro ejemplo. Allí, el restaurante Aitxe simplemente propone a los clientes un precio. Sin embargo, son quienes comen los que eligen cuánto dinero dejan a los dueños por su trabajo.
En Alemania, el Weinerei se ha mantenido con la modalidad "pague lo que quiera" durante más de una década. El dueño, Jürgen Stumpf, comenzó con una simple tienda para vender el vino que producía en el viñedo de su familia y, al no decidir cuánto cobrar por cada botella, dio a las personas la opción de cancelar lo que desearan. Pronto creó fama como un local uinformal y viña exitosa, un negocio que creció cuando su vecino optó por entrar al mundo de la cocina.
En Belfast, Irlanda, Chris Bennet notó una característica necesaria cuando decidió abrir Doc Cafe bajo la modalidad. Es un café ubicado en una zona residencial en la que los vecinos tienen confianza mutua. La ubicación, cerca de los astilleros donde fue construido el Titanic, le confiere la posibilidad, además, de atraer turistas, pero no son ellos el punto fuerte para el negocio. El local, aún en crecimiento, ofrece té, café, tortas y sopas, todos con la premisa de que cada cliente elige el precio.
Sui camino hacia la modalidad de "pague lo que quiera" llegó por necesidad. Quienes desarrollaron el lugar no quería que hubiera operaciones comerciales. Eso ha cambiado, pero el comercio sigue con la premisa de que la honestidad de los clientes es fundamental, en parte porque es un ideal que quieren promover en el lugar, también porque el métiodo se convirtió en un sistema conocido para los dueños, y la reputación y publicidad han servido para que el negocio tenga éxito.
En Nueva Jersey hay otro ejemplo de que la comida no funciona con precios. Y en este caso hay un ingrediente extra: los comensales son invitados de una estrella de rock.
Bon Jovi es el dueño de Soul Kitchen, un garaje convertido en restaurante. El nativo de la localidad ha explicado en numerosas entrevistas que no se trata de beneficencia porque diseñaron los platos para ser saludables y atractivos. Agregó que él no es un experto chef ni sabe de cocina, pero eventualmente ayuda al momento de fregar.
Solo hay un problema en el caso de Soul Kitchen. La comida del alma también es real y, aunque el cliente no tenga dinero, tiene que hacer un aporte. Pero el ídolo del rock también tiene una solución: servicio comunitario a cambio de alimentos, una serie de tareas asignadas para ayudar a la comunidad.