El secreto del éxito del cañeo y el tapeo «low cost»



Cubos de botellines de cerveza, 2x1 en raciones, tapas desde 50 céntimos o copas de primeras marcas por algo más de 3 euros son solo la punta del iceberg de un modelo de negocio que puja al alza en el mercado español . Y es que la implantación de franquicias de restauración «low cost» es hoy una realidad en continuo crecimiento, cuyo techo está todavía por definir. Al fin y al cabo, ¿cómo iba a fallar un sistema que rebaja hasta límites insospechados el noble arte del cañeo y el tapeo?
Visto con perspectiva, parece sencillo. Sin embargo, dos décadas atrás nadie había reparado en ello y hasta hace poco más de un lustro apenas se conocía este «nuevo» concepto de bar. Marcas como las del Grupo Restalia, propietario de los célebres «100 Montaditos», «La Sureña» y ahora «The Good Burguer (TGB)», no solo triunfan dentro de nuestras fronteras, sino que también han exportado su red de franquicias tematizadas a países como EE.UU, Italia, Colombia, Chile o Bélgica.
Un desarrollo internacional... logrado en tiempo récord. «Aunque somos una empresa muy joven, hemos sido razonablemente pioneros en unir este modelo con la noción tradicional de bar español, algo que en cierta manera ha generado imitaciones posteriores. Se suele decir que si te imitan, es que están reconociendo tu éxito. Puedes copiar algo que tenemos, pero no puedes copiar lo que somos», explica Sara Vega, directora de comunicación de Restalia.
A finales de 2010, los responsables de Franquiciastur abrieron en Oviedo el primer establecimiento de «Copas Rotas», en el inicio de una progesión que en los albores de la primavera de 2015 se antoja imparable. «La diferencia fundamental es que otras franquicias se especializan más en algún tipo de producto, mientras que nosotros hemos decidido explotar el negocio tocando varios 'palos': vinos, alimentación, cerveza , coctelería, desayunos,... intentamos abarcar la mayor oferta posible», explica Sergio Guerrero, copropietario de Copas Rotas.
Una hetereogeneidad del producto que no todas las firmas llevan a rajatabla. Así nace «La Andaluza Low Cost», cadena que surge bajo la idea de que la calidad y la innovación, centrados únicamente en la cocina andaluza, no están reñidas con el bajo coste. «Priorizamos siempre la calidad a la cantidad, aunque tengamos que sacrificar parte de nuestros ingresos», revela su director de expansión, Diego Espinosa. Pero no solo la cuestión culinaria es clave en el auge y la diferenciación que están logrando: «Nos salimos de la norma en muchas cosas. No cobramos canon de entrada, ni tampoco royalties mensuales».
Cuestión última que varía dependiendo de la marca a la que un franquiciado se asocie. « En el caso de «La Sureña» y de «100 Montaditos» hay un canon de entrada de 32.000 euros y en el caso de «The Good Burguer (TGB)» de 40.000 euros. Después, existe un «royalty» que oscila en torno al 7% de la facturación mensual. Precios muy competitivos si se tiene en cuenta que tenemos un porcentaje de éxito muy elevado, por encima del 90%», resume Vega. Un dato contundente que se sustenta en las siguiente ecuación: «tenemos un volumen grande de ventas, que a su vez nos permite generar un gran volumen de compras, con unos precios competitivos que no podrías tener siendo un empresario individual. De cada operación sacamos un margen modesto de beneficios, pero el 'secreto' es que repetimos continuamente el proceso».
Igual que los hábitos de consumo cambian en función del contexto socioeconómico existente, las oportunidades de negocio varían en función del grado de adaptación a dicho contexto. Una conclusión lógica que este tipo de franquicias han conseguido explotar hasta límites insospechados. «Estos establecimientos han facilitado el hecho de poder seguir saliendo de bares en un momento de restricción económica muy fuerte, sin que pase excesiva factura al presupuesto semanal o mensual de esas personas», comenta Guerrero. El sector servicios ha de adaptarse a las circunstancias, o morir: «Nosotros ofrecemos calidad y variedad, sin olvidarnos del bolsillo. Como dice nuestro eslogan: 'Comer de lujo al mejor precio'», concluye orgulloso Espinosa.

Numerosas peticiones

Este sistema gesta dos tipos de clientes: el franquiciado y el consumidor final. Respecto al primero, es importante saber que requisitos o condiciones son necesarios para poder embarcarte en un proyecto así. «Lo que hace falta para abrir una franquicia en Copas Rotas es encajar con alguno de los perfiles que buscamos en un candidato. Es esencial que el interesado se comprometa a una gestión efectiva del negocio, no que solamente se limite a abrir el establecimiento. La diferencia en la cuenta de resultados es notable entre ambos casos», expone Guerrero.
Por su parte, Vega afirma que debido a los precios razonablemente asequibles que posee Restalia para montar un negocio, son muchos los que se interesan por sus servicios. «Alrededor de 3.000 personas al mes buscan abrir una franquicia con nosotros. Lo más importante es tener ganas, ya que después seremos nosotros los encargados de dar el apoyo necesario a gente que igual no tiene experiencia, pero que puede convertirse en un gran empresario».